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20.9.13

ZAZEN · POSTURA PARA SENTARSE



La práctica del Zazen es el secreto del Zen. Sin finalidad alguna, sólo nos concentramos en la postura y en el modo de respirar. Esto conlleva una determinada actitud de espíritu. Es la práctica través de la postura justa, de tocar el espíritu puro, original, que existe en cada uno de nosotros.


“Si alguien os pregunta qué es el verdadero Zen, 
no será necesario que abráis la boca para explicarlo. 
 Mostrad simplemente todos los aspectos de vuestra postura de Zazen. 
Entonces el viento de primavera soplará y hará florecer la maravillosa flor del ciruelo.” 
· Daichi Sokei. 1290-1366

Por lo general, en los Dojos Zen tradicionales, hay preparado ya un lugar para cada practicante. En él se encuentra un zafu (cojín) sobre un zafuton (estera).

Cuando nos colocamos delante del zafu, una vez que hemos bordeado el zafu por la izquierda, saludamos con las palmas de las manos juntas a la altura del pecho (gassho) hacia el lugar en el que nos convertiremos en Buda.

Nos sentamos sobre el zafu tranquilamente, sin precipitación, con atención y sin dejarnos caer como peso muerto. 

Una vez sentados, para las piernas existen dos posturas posibles: loto completo ((kekkafuza) y medio loto (hankafuza). En cualquier caso se busca que las rodillas se apoyen fuertemente en el suelo y las nalgas sobre el zafu, para llevar ligeramente la pelvis hacia delante y permitir que el abdomen y el pecho tengan amplitud. Esto además, favorece que la columan permanezca vertical.

Una vez que hemos tomado bien esta posición de pierna estiraramos erguimos la columna vertebral, estiraramos la nuca y recogemos la barbilla. Se dice que los hombros van sobre las caderas y la barbilla sobre el ombligo.

Encerramos los dedos pulgares en los puños, colocamos estos sobre las rodillas, vueltos hacia arriba y nos balanceamos de izquierda a derecha, siete u ocho veces, para encontrar nuestro centro. Comenzamos con una oscilación amplia y poco a poco vamos disminuyendo la amplitud, al igual que un péndulo, hasta recuperar la perfecta verticalidad, en un equilibrio entre la tensión y la relajación.

Verificamos la posición de la pelvis para que la columna se yerga hacia el cielo sin crear tensiones  y permitiendo que la cabeza se coloque de forma natural también erguida y con el mentón recogido. Los hombros, la caja torácica y el vientre están distendidos, y ello permite una respiración libre y profunda.

En la posición de las manos, los dedos de la mano izquierda se colocan sobre los dedos de la mano derecha con las palmas hacia arriba y en contacto con el abdomen (sin apoyarse en él). Los pulgares se tocan, de forma firme y ligera a la vez, y constituyen una prolongación uno del otro, sin formar ni montaña ni valle.

Mantenga la boca cerrada, colocando la lengua contra el paladar justo detrás de los dientes.

Los ojos permanecen semiabierto. La mirada se posa a unos 45 grados de distancia y amplia. 

Una vez establecida nuestra postura, realizamos una respiración completa y profunda una vez -Kanki-issoku. Primero inspiramos profunda y silenciosamente. Luego, abrimos ligeramente la boca y espiramos desde el abdomen suave, lentamente y profundamente, para expulsar todo el aire de los pulmones. Después, cerramos la boca y continamos respirando por la nariz normalmente.

Ahora la respiración establece un ritmo lento y natural. La espiración es larga, profunda e imperceptible.

Maestro Deshimaru en Zazen

Cuando terminamos el Zazen, nos inclinamos en gassho, ponemos las manos con las palmas hacia arriba sobre los muslos, y balanceamos el cuerpo varias veces, primero un poco, y luego mas pronunciadamente. Respiramos profundamente. Estiramos las piernas. Nos movemos lentamente, especialmente si tenemos las piernas dormidas; no nos pongamos de pie bruscamente.

Luego de que hacemos Zazen nos ponemos de pie y salimos a la vida diaria manteniendo la misma actitud, lo que se llama “meditación en acción”.

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Esta práctica del Zazen se basa en tres ejes fundamentales: La postura, la respiración y la actitud. En cuanto al tercero (Kankusoku) :

Durante el Zazen estamos atentos/as a la postura y a la respiración. Dejamos pasar los pensamientos y las imágenes, como nubes en el cielo, sin evitar ni aferrarse a ninguno de ellos, como vaciándonos. No nos concentramos en ningún objeto en particular ni controlamos los pensamientos. Si adoptamos una postura correcta y dejamos que la respiración se normalice, la mente se tranquilizará naturalmente.

Sólo existe el instante presente.


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1 comentario:

  1. ¿Qué ocurre si nuestras rodillas no están en condiciones de permitirnos ni medio loto, ni mucho menos?

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