Los principios de la lectio divina se encuentran entre los gnósticos y los esenios.
LOS PASOS DE LA LECTIO DIVINA
Preparación
Lectio,
Meditación,
Oratio,
y Contemplatio.
Luego, como resultado del encuentro con Dios, también somos llamados a Actio (acción).
Cada uno de estos pasos juntos forman un proceso por el cual nos encontramos con Dios en su palabra sagrada y respondemos a su gracia. Forman partes de un todo más grande, pero cada uno viene con un cierto conjunto de habilidades que debemos dominar.
Veamos brevemente cada paso:
Preparación
La práctica propiamente dicha de la lectio divina comienza con un tiempo de relajación, poniéndose cómodo y despejando la mente de pensamientos y preocupaciones mundanas. Algunos practicantes de lectio encuentran útil concentrarse comenzando con respiraciones profundas y purificadoras y repitiendo una frase o palabra elegida varias veces para ayudar a liberar la mente. Luego siguen cuatro pasos.
Lectio (Lectura)
En la primera fase de la lectio divina comprendemos lo que dice en sí mismo el pasaje que estamos leyendo. Este es el significado literal del pasaje de las Escrituras y las lecciones que todos deberían reconocer al leerlo. En esta etapa todavía no consideramos nuestras propias vidas en relación con las Escrituras. No dejamos que nuestras opiniones influyan en nuestra lectura, sino que buscamos comprender el mensaje del pasaje tal como lo interpreta la Iglesia, independientemente de las opiniones de los demás. Esta fase se resume con la pregunta: ¿Qué dice el texto que todos deben entender?
Meditación (Meditación)
En la fase de meditación de la lectio divina , nos preguntamos, ¿qué me dice este texto a mí hoy ya mi vida? Permitimos que Dios saque ciertos recuerdos de personas, lugares y eventos en nuestras vidas que se relacionan con el pasaje que estamos leyendo. La meditación es también una oportunidad para vernos a nosotros mismos en el texto. Podemos considerar nuestros propios sentimientos como si fuéramos participantes en el texto o intentar comprender cómo sería ser una de las personas representadas en el texto. De esta manera llegamos a una apreciación más profunda de cómo Dios está obrando en nuestras vidas a través de la palabra sagrada. Habiendo entrado nosotros mismos en la historia, podemos regresar al presente y considerar las áreas de nuestras propias vidas que Dios nos está llamando a contemplar.
Oratio (Oración)
A través de una meditación de la Escritura, experimentamos un encuentro íntimo con Dios que nos lleva a responder en oración. Habiéndonos encontrado con nuestro Señor en su santa palabra, valientemente le hablamos con nuestras propias palabras. De esta manera consideramos la oración como una simple conversación con Dios. Es una conversación que se presenta en varias formas: le hacemos peticiones (o peticiones), le damos gracias y le alabamos. También podemos pedir la intercesión de María o de los santos representados en el pasaje que leemos. En esta fase podemos preguntarnos: ¿Qué puedo decirle al Señor en respuesta a su palabra?
Contemplatio (Contemplación)
Un verdadero encuentro con el Señor siempre conduce a la transformación. De hecho, el Señor Dios proclamó: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). A través de la contemplación llegamos a un entendimiento de las partes de nuestras vidas que necesitan ser transformadas por la gracia de Dios. Nos humillamos y abrimos nuestras vidas a su poder transformador. Este paso viene con la voluntad de cambiar, una apertura y confianza en Dios, y la decisión de seguir la voluntad de Dios en lugar de la nuestra. Con esta decisión viene el temor de perder lo que encontramos cómodo y seguro. Al mismo tiempo, sentimos la emoción de un llamado a la aventura heroica y un futuro esperanzador de vivir la vida que estamos destinados a vivir. En este paso del proceso de la lectio divina , nos preguntamos:¿Qué conversión de mente, corazón y vida me pide el Señor?
Actio (Acción)
Finalmente, aunque a menudo esta fase no se considera parte de la lectio divina propiamente dicha, es un resultado esencial del encuentro con Dios en la Sagrada Escritura. Habiendo recibido el amor y la gracia de Dios, salimos a servir a los demás por el amor que se nos ha dado. Nuestra transformación nos llama a dar testimonio a los demás; nos llama a servir desinteresadamente a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Estos actos se hacen no tanto por un sentido del deber, sino por la inspiración que recibimos de la aceptación en la fe del amor de Dios.
LOS PASOS DE LA LECTIO DIVINA
Preparación
Lectio,
Meditación,
Oratio,
y Contemplatio.
Luego, como resultado del encuentro con Dios, también somos llamados a Actio (acción).
Cada uno de estos pasos juntos forman un proceso por el cual nos encontramos con Dios en su palabra sagrada y respondemos a su gracia. Forman partes de un todo más grande, pero cada uno viene con un cierto conjunto de habilidades que debemos dominar.
Veamos brevemente cada paso:
Preparación
La práctica propiamente dicha de la lectio divina comienza con un tiempo de relajación, poniéndose cómodo y despejando la mente de pensamientos y preocupaciones mundanas. Algunos practicantes de lectio encuentran útil concentrarse comenzando con respiraciones profundas y purificadoras y repitiendo una frase o palabra elegida varias veces para ayudar a liberar la mente. Luego siguen cuatro pasos.
Lectio (Lectura)
En la primera fase de la lectio divina comprendemos lo que dice en sí mismo el pasaje que estamos leyendo. Este es el significado literal del pasaje de las Escrituras y las lecciones que todos deberían reconocer al leerlo. En esta etapa todavía no consideramos nuestras propias vidas en relación con las Escrituras. No dejamos que nuestras opiniones influyan en nuestra lectura, sino que buscamos comprender el mensaje del pasaje tal como lo interpreta la Iglesia, independientemente de las opiniones de los demás. Esta fase se resume con la pregunta: ¿Qué dice el texto que todos deben entender?
Meditación (Meditación)
En la fase de meditación de la lectio divina , nos preguntamos, ¿qué me dice este texto a mí hoy ya mi vida? Permitimos que Dios saque ciertos recuerdos de personas, lugares y eventos en nuestras vidas que se relacionan con el pasaje que estamos leyendo. La meditación es también una oportunidad para vernos a nosotros mismos en el texto. Podemos considerar nuestros propios sentimientos como si fuéramos participantes en el texto o intentar comprender cómo sería ser una de las personas representadas en el texto. De esta manera llegamos a una apreciación más profunda de cómo Dios está obrando en nuestras vidas a través de la palabra sagrada. Habiendo entrado nosotros mismos en la historia, podemos regresar al presente y considerar las áreas de nuestras propias vidas que Dios nos está llamando a contemplar.
Oratio (Oración)
A través de una meditación de la Escritura, experimentamos un encuentro íntimo con Dios que nos lleva a responder en oración. Habiéndonos encontrado con nuestro Señor en su santa palabra, valientemente le hablamos con nuestras propias palabras. De esta manera consideramos la oración como una simple conversación con Dios. Es una conversación que se presenta en varias formas: le hacemos peticiones (o peticiones), le damos gracias y le alabamos. También podemos pedir la intercesión de María o de los santos representados en el pasaje que leemos. En esta fase podemos preguntarnos: ¿Qué puedo decirle al Señor en respuesta a su palabra?
Contemplatio (Contemplación)
Un verdadero encuentro con el Señor siempre conduce a la transformación. De hecho, el Señor Dios proclamó: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). A través de la contemplación llegamos a un entendimiento de las partes de nuestras vidas que necesitan ser transformadas por la gracia de Dios. Nos humillamos y abrimos nuestras vidas a su poder transformador. Este paso viene con la voluntad de cambiar, una apertura y confianza en Dios, y la decisión de seguir la voluntad de Dios en lugar de la nuestra. Con esta decisión viene el temor de perder lo que encontramos cómodo y seguro. Al mismo tiempo, sentimos la emoción de un llamado a la aventura heroica y un futuro esperanzador de vivir la vida que estamos destinados a vivir. En este paso del proceso de la lectio divina , nos preguntamos:¿Qué conversión de mente, corazón y vida me pide el Señor?
Actio (Acción)
Finalmente, aunque a menudo esta fase no se considera parte de la lectio divina propiamente dicha, es un resultado esencial del encuentro con Dios en la Sagrada Escritura. Habiendo recibido el amor y la gracia de Dios, salimos a servir a los demás por el amor que se nos ha dado. Nuestra transformación nos llama a dar testimonio a los demás; nos llama a servir desinteresadamente a nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Estos actos se hacen no tanto por un sentido del deber, sino por la inspiración que recibimos de la aceptación en la fe del amor de Dios.
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